


¿Qué significa realmente lo “sistémico” en las organizaciones y en las personas?
Cuando escuchamos la palabra sistémico, a veces puede sonar abstracta o demasiado teórica. Sin embargo, su aplicación en el ámbito profesional y personal es muy concreta y práctica.
Mirar la totalidad
Lo sistémico parte de una idea sencilla: ninguna persona, equipo u organización funciona de manera aislada. Todo está interconectado.
- Lo que ocurre en un área repercute en las demás.
- Un problema visible suele ser la punta del iceberg de dinámicas más profundas.
- Si cambiamos una pieza del sistema, el resto también se mueve.
Por eso, cuando abordamos situaciones desde una mirada sistémica, buscamos ir a la raíz, más allá de los síntomas inmediatos.
Ejemplo en la empresa
Imaginemos una empresa del sector servicios donde un equipo empieza a mostrar conflictos de comunicación. A primera vista, podría parecer un problema entre personas concretas. Sin embargo, al mirar de manera sistémica, descubrimos que:
- Hay inseguridad en los roles (no está claro quién decide qué).
- La dirección envía mensajes contradictorios sobre prioridades.
- Y existe presión externa de clientes, que recae solo en un grupo.
La solución no es únicamente un curso de comunicación, sino ordenar los roles, clarificar objetivos y redistribuir responsabilidades. Al hacerlo, el conflicto interpersonal se reduce de manera natural.
Ejemplo en el liderazgo
Un directivo que siente que “nadie le sigue” puede creer que el problema es de motivación en su equipo. Pero lo sistémico nos muestra otra lectura:
- Tal vez él mismo no está claro en su rol.
- O está asumiendo tareas que corresponderían a otros.
- O bien existe un desequilibrio entre lo que la empresa pide y lo que ofrece.
Aquí el cambio se produce cuando el líder ocupa su lugar con claridad y el sistema se reorganiza.
Lo sistémico en el desarrollo personal
Lo mismo ocurre a nivel individual. Muchas veces creemos que un malestar viene solo de una situación puntual, pero al mirar sistémicamente descubrimos que está conectado con creencias, patrones familiares o experiencias pasadas que seguimos repitiendo.
Por ejemplo:
- Una persona que se bloquea al hablar en público puede estar sosteniendo una creencia antigua de “no tengo derecho a expresarme”.
- Alguien que siente que “da más de lo que recibe” quizá esté atrapado en un patrón de desbalance aprendido en su historia personal o familiar.
La mirada sistémica nos ayuda a identificar esas dinámicas invisibles, reconocer de dónde vienen y abrir caminos nuevos para vivir con más claridad y libertad.
El Trabajo Sistémico Estructural (Matias Varga e Insa Sparrer)
Dentro de los diferentes enfoques, el Trabajo Sistémico Estructural desarrollado por Matthias Varga von Kibéd e Insa Sparrer ofrece una herramienta especialmente poderosa.
A través de esta metodología se puede representar de manera externa la estructura interna de una situación, problema o deseo. Es decir, podemos visualizar cómo se organizan entre sí los elementos implicados —ya sean roles, emociones, objetivos, valores o personas— y explorar nuevas configuraciones posibles.
Lo más valioso es que este método no requiere un contexto previo concreto:
- Puede aplicarse a un reto personal (por ejemplo, una decisión vital).
- A un objetivo profesional (como un cambio de carrera o de rol).
- O a una situación organizacional (reestructuración, liderazgo, gestión de equipos).
En todos los casos, el Trabajo Sistémico Estructural permite experimentar de forma directa nuevas perspectivas y descubrir soluciones que estaban ocultas.
¿Por qué es importante esta mirada?
Porque lo sistémico:
- Ahorra energía y recursos, al resolver la raíz del problema en lugar de aplicar parches.
- Aporta claridad, mostrando lo invisible en las relaciones, creencias y estructuras.
- Genera cambios sostenibles, tanto en lo personal como en lo profesional.
En resumen
Trabajar de forma sistémica significa mirar más allá de lo evidente, reconociendo las conexiones invisibles que sostienen a personas, equipos y organizaciones.
El Trabajo Sistémico Estructural nos ofrece, además, un modo de hacerlo incluso sin necesidad de contexto previo, porque permite desplegar y reorganizar la estructura interna de cualquier situación.
Porque en toda organización y en cada persona, como en la vida, lo que está conectado solo puede transformarse desde la totalidad.
